miércoles, 22 de junio de 2011

Música y danza en el antiguo reino nazarí

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Música y danza en el antiguo reino nazarí

CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Música y danza en el antiguo reino nazarí

El Festival de Granada cumple este viernes 60 años con figuras como Zubin Mehta, Víctor Ullate, Eva Yerbabuena y Estrella Morente en cartel

20.06.11 - 01:38 -
El próximo viernes, el Festival Internacional de Música y Danza de Granada abre su 60ª edición con un concierto en el que Zubin Mehta regresa a la programación por primera vez desde 1968, al frente de la Orquesta de la Comunidad de Valencia para dirigir la Sinfonía nº 3 de Mahler. Cuatro días más tarde, la jovencísima pianista Khatia Buniatishvili dará un recital en el Patio de los Arrayanes. Es un símbolo de la combinación de tradición y modernidad, de nombres con una impresionante trayectoria a sus espaldas junto a las figuras emergentes, que el festival quiere ofrecer a los aficionados.
El origen remoto del Festival de Granada está en los conciertos por las fiestas del Corpus en el teatro de Carlos V desde finales del siglo XIX y el concurso de Cante Jondo convocado por García Lorca en 1922. La negociación entre sus impulsores y las autoridades no fue fácil por una razón fundamental: en la España de 1952 no había dinero para cultura. Pero al final fue posible sacar adelante un encuentro cuya seña de identidad más visible es que se celebra casi en su totalidad al aire libre. «Los escenarios de la Alhambra le imprimen carácter y le otorgan tal excepcionalidad que hemos sido definidos como 'fiesta de los sentidos'», explica su director, Enrique Gámez.
Durante las 59 ediciones anteriores, el Festival de Granada ha hecho que cientos de miles de personas hayan tenido «la oportunidad de aficionarse o crecer en su afición hacia la música y la danza». También ha contribuido a «remodelar infraestructuras culturales y grupos profesionales» de la ciudad. Y, desde siempre, entre sus objetivos ha estado combinar la actuación de artistas consagrados con la de jóvenes promesas.
Todo eso está presente en esta sexagésima edición. Están las grandes figuras, como Zubin Mehta, Víctor Ullate al frente del Ballet de la Comunidad de Madrid, el Ballet y la Orquesta del Teatro Stanislavsky, el Ballet Nacional de España, la Orquesta del Festival Schleswig-Holstein y la de la Staatskapelle de Berlín dirigida por Barenboim. Pero junto a todos ellos hay un puñado de artistas jóvenes: además de la pianista Khatia Buniatishvili, están Alba Ventura y José Enrique Bagaría, junto con los integrantes de algunos grupos aún poco conocidos por aquí.
La mezcla de repertorio clásico junto a propuestas alternativas es también notoria: Barenboim cierra el ciclo de sinfonías de Bruckner e interpreta un concierto de Mozart, los músicos de Schleswig-Holstein dan dos conciertos monográficos con Mahler y Haydn, en los recitales de piano hay una importante presencia de Liszt, de cuyo nacimiento se cumplen 200 años, y los grupos especializados en música antigua se adentran en la obra de Victoria, también de aniversario (cuatro siglos de su muerte). Es la parte más clásica del programa. No la única, porque junto a todo eso hay una ópera de Golijov ('Ainadamar'), en torno a García Lorca; otra de David Pérez, un compositor napolitano de origen español que vivió a medio camino entre el barroco y el clasicismo; y el proyecto verdaderamente singular que firman el cantaor Arcángel y la Accademia del Piacere para lograr una fusión entre el barroco y el flamenco. En este último apartado, imprescindible cada año -Sara Baras ha presentado allí algunos de sus mejores espectáculos-, hay figuras de primera: Estrella Morente y Eva Yerbabuena, sin ir más lejos.
Capear la crisis
¿Cómo capea el festival granadino el temporal de la crisis? «Hemos sufrido una reducción de ingresos públicos, como todos», reconoce Gámez. Lo han paliado aumentando el número de mecenas pese a que la legislación española no lo favorece en absoluto. De ahí que el director del Festival de Granada se sume a quienes consideran una necesidad «imperiosa» la aprobación de una nueva normativa al respecto. Sobre todo, porque está en juego el futuro de la cita. «Está claro que habrá dificultades por sortear debido al contexto socio-económico», y eso obligará a profundizar en «las coproducciones y la colaboración entre festivales nacionales e internacionales y con otros espacios y organismos».
Se trata, además, no solo de ofrecer al público una programación variada y con intérpretes de renombre que den prestigio, sino también de «garantizar a los jóvenes, como creadores, artistas o público, espacios reales de excelencia y de futuro en su proyección», explica Gámez. Alrededor de 50.000 espectadores serán testigos, un año más, de la mezcla de géneros y culturas en algunos de los escenarios más hermosos del mundo.

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