La Alhambra, de Nueva York a Rusia
¿Qué tienen en común Granada, Nueva York y San Petersburgo? La admiración que las tres ciudades comparten por la Alhambra. Por eso, en la urbe americana y en la rusa un aliento con las esencias de la refinada cultura hispanoárabe se deja sentir estos días en el Bronx y en el Museo Hermitage.
El Museo del Jardín Botánico de Nueva York acoge hasta el próximo día 21 de agosto la exposición Spanish Paradise: Gardens of the Alhambra, una aproximación al valor que la naturaleza posee en el conjunto áulico nazarí. En el Hermitage, en uno de los museos más bellos y valiosos del mundo, la Alhambra enseña hasta el día 25 de septiembre parte de sus colecciones de pintura barroca en una exposición titulada Diálogos, que es una palabra que enfatiza el carácter universal que el conjunto monumental granadino tiene para el resto del planeta.
La Alhambra es un permanente poso de inspiración. El Bronx neoyorquino y el Albayzín de Granada no pueden ser lugares más dispares y diferentes. En cambio, en ambos late una misma energía cuando un jardín botánico es capaz de reproducir la esencia de los paisajes naturales que rodean la Alhambra, su Alcazaba y sus Palacios Nazaríes, el Serrallo y, sobre todo, el Generalife, el evocador pabellón de descanso y recreo del que los sultanes de Granada disfrutaban hasta la conquista de la ciudad en 1492. La exposición del Museo del Jardín Botánico de Nueva York la conforman fragmentos singulares del enclave andalusí. Un atrezzo de fuentes, arcadas, arriates con cipreses, granados o palmeras nos hace creer que invadimos las estancias secretas y privadas de los reyes de Granada.
Jardines historicistas
Al frente de la exposición está Penélope Hobhouse, diseñadora de jardines historicistas, que ha trabajado recientemente en The Country Garden for the Royal Horticultural of Wisley y en el jardín del diseñador de moda Jil Sander, en Alemania. Los vecinos del Bronx y del resto de barrios de Nueva York tienen la oportunidad hasta finales de agosto de entender el valor de la jardinería andalusí como un elemento más de la arquitectura que ha hecho de la Alhambra uno de los lugares más fascinantes del mundo.
El museo no sólo invita a sus visitantes a adentrarse por las veredas que conducen a las recreadas estancias alhambreñas. Durante los tres meses que dura la muestra el museo organiza diferentes actos culturales que persiguen acercar la cultura española a Nueva York. Uno de los actos más esperados será la lectura de la poesía de Federico García Lorca en el paseo del Jardín Botánico. De hecho, muchos de los versos del poeta granadino hacen referencia directa a la vegetación y al ambiente que los espectadores van a poder encontrar a lo largo del recorrido.
Lorca no estará solo en el Jardín Botánico. Entre los actos organizados por el museo destaca un reconocimiento público a la figura del neoyorquino Washington Irving, uno de los primeros pregoneros del valor cultural de la Alhambra a través de sus célebres y traducidos cuentos. La Hispanic Society of America ha colaborado cediendo en préstamo acuarelas, fotografías históricas de la Alhambra, estampas y dibujos. Se celebrarán también catas de alimentos mediterráneos como las almendras, limones y aceitunas, conciertos de flamenco y cursos de jardinería islámica a través del estudio del diseño de las plantas seleccionadas en la Alhambra a lo largo del siglo XIV.
El barroco español
A miles de kilómetros de Nueva York y Granada, en la ciudad rusa de San Petersburgo, el Patronato de la Alhambra y Generalife ha organizado en el Museo Hermitage la exposición titulada Diálogos. Obras singulares de la pintura barroca en los museos de Andalucía. Los cuadros cuelgan en la Sala de las Doce Columnas y están presididos por los célebres cardos de Sánchez Cotán, una de las naturalezas muertas más bellas del barroco del XVII en España, un lienzo que se expone en el Museo de Bellas Artes de Granada, en la primera planta del Palacio de Carlos V de la Alhambra.
Junto a Sánchez Cotán se muestran obras de Zurbarán, Murillo, Alonso Cano o Antonio del Castillo, entre otros grandes maestros. La exposición invita a los visitantes a recorrer las iconografías más populares del barroco andaluz. Santos y vírgenes, cristos flagelados, escenas piadosas y paisajes costumbristas simbolizan las telas donde en ocasiones la Alhambra aparece como un velado telón de fondo en un imaginario que abrió las puertas al arte del romanticismo del XIX.
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