miércoles, 8 de junio de 2011

La extraña y truculenta historia del Diprocafé

Tulio Moreno Alvarado - lunes, junio 06, 2011

La extraña y truculenta historia del Diprocafé

http://www.jornadaveracruz.com.mx/Noticia.aspx?ID=110606_121008_615&seccion=7

A principios del mes de mayo de 2008, según da cuenta la leída sección policiaca del Diario de Xalapa, fueron detenidos por fraude Mario José Fernández Sánchez y su hijo, Mario Fernández Alduenda; otro vástago, Alonso, pudo huir. Fueron acusados por ese delito cometido en agravio de cafeticultores de Chiapas y Veracruz debido a que, amparados bajo las siglas del organismo Diprocafé, les compraron grandes cantidades del grano para someterlo a su industrialización sin que recibieran pago alguno.
El asunto no pasaría de los cientos que se cometen a diario y quedaría en el ámbito estrictamente jurídico de no ser por la naturaleza de la empresa que tutelaban los señores Fernández.
Diprocafé es una dependencia prohijada por la Universidad Veracruzana que tenía el propósito de agrupar a productores marginados en 59 empresas en un proyecto que en su momento fue etiquetado por Caleb Dengu, director de proyectos de la Common Fund for Commodities de la ONU, como un “referente internacional en materia de diversificación productiva”.
El proyecto había iniciado en 2006 con el auspicio de la Organización Internacional del Café (OIC) y fue financiado por el organismo de las Naciones Unidas, del cual orgullosamente Caleb Dengu aseguró que uno de los mayores logros de la UV “fue cambiar la mentalidad de los productores”.
Curiosamente, dos años después, la propia UV dio cuenta el 19 de julio del 2010 que, ante la presencia del rector Raúl Arias Lovillo y funcionarios universitarios, el coordinador de Diprocafe, Mario José Fernández Sánchez, volvía por sus fueros y sostenía que “la Common Fund for Commodities está satisfecha por el uso que se le dieron a los recursos y espera que el proyecto deje de ser piloto y continúe porque ha demostrado su gran viabilidad y aportación social”.
Entusiasmado por las expectativas del mencionado proyecto, Arias Lovillo anunció en esa fecha la transformación del ente en Diprouv y le pidió apoyo al entonces secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesca, Juan Humberto García Sánchez, para apuntalar el financiamiento de la promisoria y naciente institución ya etiquetada bajo las siglas universitarias a fin de incrementar, entre otros propósitos, que los productores alcancen mayores niveles de ventas.
En esa misma reunión se dio a conocer que existe una bolsa de financiamiento de unos 100 millones de dólares que en los últimos 15 años la Organización Internacional del Café aportó para apoyar 30 proyectos piloto y Jose Sette, director de Operaciones de la OIC, también se dejó llevar por la emoción cuando afirmó que este ejemplo (el del Diprocafé) se replicaría en otros países.
Pero a mediados de agosto de 2009, un año después de la detención de Fernández y ya absuelto éste, la UV daba cuenta que “el proyecto Diversificación Productiva de Cafetales de Baja Altitud (Diprocafé), del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV) recibió un financiamiento de 2 millones 155 mil 464 pesos por parte del Common Fund for Commodities (CFC), con lo que pondrá en marcha cuatro proyectos productivos a gran escala para beneficio de productores cafetaleros de la región de Zozocolco, Veracruz”.
Los recursos serían entregados por medio de un comité de autorización de créditos cuyos recursos se habían comprometido desde 2005 y que consistían en “Establecimiento de vivero para la producción de plántula de anturio oaxaqueño”, “Acopio, beneficiado y comercialización de hoja de guayaba”, “Acopio, beneficiado y comercialización de pimienta gorda” y “Establecimiento de plantaciones de maracuyá”.
Dicho Comité de Autorización de Créditos de Diprocafé fue integrado por Álvaro Arvizu Mejía, del Dyctrosa; Mario Alberto Gutiérrez González y Juventino Armendáriz Torres, de la Sedarpa; Mauricio Arredondo Álvarez, de Fidrever; Mario Fernández Sánchez, de Diprocafé; y por la Secretaría Técnica, Natalia Acosta Quijano.
Sin embargo, por razones sumamente extrañas, Fernández Sánchez fue colocado por las autoridades universitarias exactamente en el mismo puesto en el que presuntamente habrían defraudado a decenas de cafeticultores chiapanecos y veracruzanos. Por algo fue.

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